Día después de Navidad, un hombre caminaba, apresuradamente por una transitada calle de la Cd. De México, nadie se percata que en sus manos traía consigo una caja de cartón envuelta en un hermoso papel de envoltura de brillante color, con un hermoso moño en la parte superior; hacia mucho frió, por lo visto el hombre espera darle ese regalo a alguien muy especial.
Pero al cruzar por una de sus calles, un accidente en la carretera, hizo dificil el cruce, algo no de mayores consecuencias, pero aun así hicieron que el transito se detuviera por algunas horas, las personas que cruzaban en ese momento tuvieron que detener su camino y esperar, pero nunca falta, que otra persona se quiera aprovechar de la ocasión, hurtando carteras y cuanto objeto se le hiciera interesante, al ver la caja del hombre no dudo mucho en arrebatársela.
Hey! ¡Que haces suéltalo!... el ladrón empujo al hombre que llevaba consigo la caja, haciéndolo caer de espaldas, el hombre comenzó a gritar desesperado, ¡Un ladrón, Un ladrón! Pero ante la eminente concurrencia, sus gritos parecían muy lejanos ante los oídos de los policías que rondaban el lugar, el ladrón había cometido su delito, desapareciendo ente la mirada atónita del hombre, que no pudo hacer más.
En uno de los callejones lejos de mucha concurrencia, casi oscureciendo el ladrón se dispuso a contar su botín; que bien hoy tendrán regalos mis hijos, podré comprarle algo lindo a mi mujer, la llevare a comer a los tacos de la esquina, que feliz se pondrá; pero ante su eminente alegría había olvidado el regalo que había hurtado, ¿que será lo de la caja?, y antes de que la abriera, un hombre de color, bien vestido ropa de marca de color negro hacian resaltar su mosculatura, llego ante la presencia del ladron; que temeroso giro la vista hacia donde estaba aquel hombre de color.
-Veo que has ganado bien.
-No, no es eso, es lo normal, casi me atrapan
-Dámelo...
-No, Rojo por favor, quiero llevarle de comer a mi familia, llévate el regalo, es rosa, a tu hija le gustara.
Tomando el regalo entre sus manos y dándoselo al otro hombre para que no le quitara su dinero, devolviéndolo de una manera brusca le dijo:
-No tengo hijos, dame el dinero.
No tuvo mas remedio que darle el dinero, el tipo se alejo haciéndole una advertencia con el brazo al ladrón.
Frustrado el ladrón, olvidando que traía consigo el regalo en la mano, camino hacia su hogar, con su familia, el clima empezaba a empeorar, preocupado el ladrón llego a la pequeña casa que habitaba con su familia, con solo el regalo en el brazo; recibiéndolo con un gran abrazo su pequeña hija, la más chica de cinco.
-Papi !!…
-Hola pequeña ¿como esta la reina hoy?
-Bien… ¿Que me trajiste? ¡Un regalo!, exclamo emocionada la pequeña
-¿Lo puedo abrir?
Y sin decir el padre una palabra, la pequeña se dispuso a abrir el regalo.
Preocupado pregunto, ¿y tu madre?
-Salió dijo que volvería al rato
Nuevamente el hombre pregunto -¿en donde están tus hermanos?
La pequeña respondió haciendo un esfuerzo por abrir la caja: -Salieron a trabajar aun no regresan; en eso la puerta se abrió, entro una persona tapada con una cobija encima hasta la cabeza, al quitarse la cobija vio que era la madre de la pequeña.
-Ya llegaste, ¿Cómo te fue?, el hombre aparto la mirada de su mujer, como adivinando lo que le diría.
-No puede ser, es la quinta vez este mes… antes de recibir otra reprenda mas la mujer puso atención al regalo que su hija todavía trataba de abrir.
-¿Qué es eso?, mirando hacia su marido le dijo ¿le compraste un regalo? A lo que el carácter de la mujer cambio, y le dio un fuerte abrazo…
-Es lo más lindo que haz hecho, creí que no te importaba.
-Bueno tenia que hacer algo estaba ahí lo ví.
-Gracias amor, ¿y que es?, antes de que el hombre contestara, la niña grito emocionada.
-¡Un perrito! En eso la mujer volvió a su antiguo humor.
-Un perro, como es posible, sabes como paso los días pensando que le daré a tus hijos de comer y tú trayendo una boca más.
-Velo por el lado amable mujer cuidara la casa, además era de un tipo rico, posiblemente es de raza y lo podremos vender.
-Lo robaste, dijiste que ya no lo harías, más te vale que sea de raza.
En eso tanto la mujer y el hombre pusieron sus ojos en su pequeña hija y el animal que traía en brazos.
-Es muy pequeño, ¿será un perro?....
-Si, mamí, mira tiene cola, orejas y cuatro patas.
Era uno de los mas raros que habían visto, ¿dices que es un perro?, dijo la mujer.
-Eso parece, esta muy rojo.
-Que bien así lo llamare, rojo, dijo la pequeña feliz.
El padre al oír ese nombre, se estremeció por un momento.
-Nena ¿podrías ponerle otro nombre? Hay muchos muy lindos.
-No, quiero ese nombre, se llamara rojo.
El hombre no tuvo más remedio que aceptar el deseo de su hija.
-Bueno, creo que iré por los chicos,
-Eso no es un perro, deberías devolverlo; le dijo su mujer.
-La niña esta contenta, solo le durara un poco el gusto al rato se olvidara de el.
-Espero no sea un castigo de Dios por estar de ladrón.
-Sshhh!, no digas eso mujer, te oirá la niña.
-Mas vale que lo vendas lo mas pronto posible.
-Esta bien, esta bien.
En eso cuando el hombre tato de salir para buscar a sus hijos, entraron precipitadamente cuatro chicos dando de empujones.
El padre de familia, nombre: Alfonso; edad: 38 años; ocupación: desempleado; aficiones: ladrón.
La esposa buena cocinera, nombre: Amelia; edad: 36; ocupación: Ama de casa, a veces lava y plancha ajeno para ayudar a su esposo.
El hijo mayor de 18 Gerardo lo conocían como el maestro, y no porque lo fuera.
Manuel de 15, conocido como barítono, el más entonado.
Ernesto de 13 conocido como teléfono, a veces confundía las cosas.
Raúl de 12 llamado el inventor, un joven muy listo.
La pequeña se llama Alex de 5 años, los cuatro hermanos cada invierno formaban un pequeño grupo de música donde tocan en una de las esquinas o en el parque de la cuidad, se les conocía como Sponch.